Vegecio, que no era veterinario, fue uno de los primeros en afirmar la necesidad y utilidad de los profesionales de la medicina animal.
El escritor especializado en materias militares Flavio Vegecio Renato vivió en la segunda mital del siglo IV. Su Epitoma rei militaris (Compendio de arte militar) describe cuestiones como la selección y entrenamiento de reclutas en la legión romana, la organización militar, las tácticas y estrategias y las máquinas de guerra. En esta obra dedica mucha atención a las enfermedades de los caballos y mulos del ejército (lo que se explica por la creciente importancia de la caballería). Por eso se le atribuye con casi toda seguridad un manual de veterinaria, Mulomedicina. Culto, latifundista y aficionado a los caballos, él mismo nos explica en el prólogo del libro I que ha escrito la Mulomedicina debido a la insatisfacción que le producían los defectos y carencias de los anteriores tratados en la materia. La obra consta de cuatro libros, los tres primeros dedicados a los équidos y el cuarto a los bóvidos, escrito este último más tarde y a petición de los amigos del autor, que sufrían las enfermedades y muertes del ganado vacuno y las pérdidas económicas que ocasionaban. Vegecio expone el contenido de una manera clara y ordenada, con un lenguaje culto y una exhaustividad en cuanto a causas y síntomas que no había recibido hasta entonces el cuidado de los animales. A cada libro le precede un prólogo, y en todos ellos se defiende la dignidad de la profesión veterinaria, que por entonces no estaba bien considerada.