Sanar la culpa

La culpa neurótica o depresiva «es aquella que siente una persona sin haber cometido ningún mal [...] Aunque la culpa no tenga una causa real, la persona culpable, sin embargo, no puede librarse de los sentimientos»

Para crecer psicológicamente debemos permitirnos tomar conciencia de nuestras propias emociones: agresividad, amor, envidia, rencor, solidaridad, etc. Lo negativo no es sentir, sino pasar a la acción un sentimiento negativo. Por eso propugnamos, como hemos dicho antes, una libertad de sentir, que no es sinónimo de una libertad de actuar. En nuestro caso, lo negativo no es sentir culpa o incluso vergüenza, sino llevarlas a la práctica, como por ejemplo incurrir en una conducta autodestructiva o entrar en un cuadro depresivo grave.

Por eso es un error educar en un ambiente en que solamente se pueda decir «lo bueno»: «Me siento bien», «te quiero mucho», «eres muy agradable»... Por el contrario, se castiga y se reprocha todo lo que huela a odio, rencor, envidia, agresividad. «Esas cosas no se pueden decir», solemos repetir. Es cierto que no puede haber una absoluta libertad de acción –hacer lo que uno quiera y cuando quiera–, pero sí una libertad de sentir y de expresar a través de la palabra. Lo negativo no es sentir –rabia, por ejemplo–; lo negativo es no saber canalizar ese sentimiento hacia conductas y acciones que favorezcan el crecimiento psicológico del individuo.