En tiempos del hombre primitivo, el peligro de extinción ya amenazaba a las aves. Los depredadores las perseguían, no para devorarlas, sino para comerse sus huevos. Ante la grave situación se citó a una asamblea, pero fue un fracaso. Sin embargo, una palomita y su palomo enfrentaron el problema y encontraron una ingeniosa solución.