diferentes edificios públicos y particulares que merecen la atención del viajero. En esta ronda no he seguido ningún orden, ya que me he dado cuenta de que esa manera metódica y pedante de proceder nunca sirve de nada. Cada cual organiza sus itinerarios como más le apetece, y raro será, repito, raro será, que haya un extranjero que siga un orden, como el que el abate Richard observó en sus itinerarios