Y aunque sabía que yo era más que solo un cuerpo, fuera delgada, esquelética o lo que fuera, no estaba segura de que mis seguidores fueran conscientes de ello. Lo de la fama era nuevo para mí y todavía no sabía cómo no darle a la gente el poder de criticarte y juzgarte. Ni siquiera podía lamentarme de no haberme sometido a cirugía antes, porque, de haberlo hecho, no habría podido interpretar a Precious y probablemente aún seguiría al teléfono succionándome las mejillas para imitar el sonido de una vagina húmeda. (¡Hay TANTAS maneras de fingir el sonido de una vagina húmeda! ¡Luego te hago una lista!).