Una de las cualidades de la narrativa es motivar fisuras en el tiempo. Los hechos se vuelven una ocasión para explicar otros hechos, una vez lejos de la circunstancia y la premura. Es el caso de las diez fisuras que integran Calaveritas mexicanos, una exploración narrativa íntima y cerebral para admirarnos de nuestra ligereza y falta de perfección. Estos esbozos desde la naturalidad del hombre, puesto en ecosistemas de aflicción y rudeza, dan la pauta para intuir cuánto puede arquearse un espíritu antes de trozarse. Bugarini no es un optimista aunque tampoco se niega al posible consuelo de la esperanza. A resultas, quizá no hay otro modo de subsistir en el mundo que a través de las prácticas feroces que nos enseña la propia naturaleza.