Las humanas y ordenadas satisfacciones de la confuciana vida de amistad, rito, música y demás, estaban todas prohibidas por Mo Ti. Es importante recordar que en este caso, Chuang Tzu defiende la «música» y los «ritos», si bien en otros más bien se ríe del exagerado gusto por ellos. «Mo Ti», dice él, «no quiere que haya cantos en la vida, ni duelos en la muerte […] A pesar de que los hombres cantarán siempre, condena el canto. Los hombres llorarán la muerte siempre, y él sin embargo condena el duelo; los hombres siempre se alegrarán, y sin embargo él lo condena: ¿es eso estar de acuerdo con la naturaleza humana? En la vida, trabajos; en la muerte, tacañería: ¡qué dureza de corazón!»8