Éste es sin duda uno de los libros más importantes escritos por Santos Juliá. Y uno de los análisis más lúcidos, completos y profundos del concepto de transición en las últimas décadas de la política española. Porque el libro no se limita al análisis del período posterior a la muerte de Francisco Franco -la Transición que unos elevan a categoría de modelo mientras es vilipendiada por otros como régimen del 78-, sino que se retrotrae a cuando ese concepto entró en el léxico político español hace ya ochenta años como una propuesta para clausurar la Guerra Civil, y llega hasta el uso que de él se hace en el presente. En sus orígenes y diversos significados durante la misma guerra, y luego, en la oscura edad de la posguerra, en los años cincuenta al socaire de una nueva generación, en los sesenta con las pancartas al viento reclamando libertad y amnistía, la transición fue una expectativa que acabó por formularse como una pregunta: después de Franco, ¿qué? Y a la respuesta en la década de los setenta como libertad, amnistía y Estatutos de Autonomía acompañó un extendido desencanto, disuelto como por ensalmo el 23-F con el fondo de guardias civiles asaltando un Parlamento. ¿Fin de la historia? Qué va, comienzo de los usos políticos. La Transición, que con la Guerra Civil es uno de los dos hechos que han marcado con sello indeleble el siglo xx de España, sigue ahí, para unos como causa de todos los males, un candado que habría que reventar; para otros, como motivo de orgullo. Santos Juliá nos ofrece una apasionante historia política de este largo proceso de transición a la democracia, investigando en las huellas que ha ido dejando antes, mientras y después de que sucediera.