a poesía se dirige al corazón, a la herida, a los muertos: a todo lo que tiene su ser en el reino de nuestras intersubjetividades. La música trata de lo que está detrás de lo dado: lo inefable, lo invisible, lo ilimitado. El teatro restablece el pasado. La pintura trata de lo físico, lo palpable y lo inmediato.