En el universo hay una fuerza inconmensurable e indescriptible que los hace percibir y que nos brujos llaman intento, con la cual absolutamente todo cuanto existe está enlazado mediante un vínculo de conexión. La brujería de don Juan podría definirse como el proceso de limpiar, desempolvar nuestro vínculo con el intento. En esta octava obra, Carlos Castaneda nos introduce al enigma del espíritu que es la maestría del intento. La brujería —dice don Juan, sabio maestro de Carlos Castaneda— es un estado de conciencia… Existe un poder escondido dentro de nuestro ser que se puede alcanzar… Una vez que lo alcanzamos, empezamos a ver, es decir, a percibir algo más. Y después comenzamos a saber de una manera directa, sin tener que usar palabras… Es una percepción acrecentada, un conocimiento silencioso. Este brillante destello de conocimiento ilumina los recónditos parajes de la mente humana. La brujería y la magia se revelan así como metáforas de la necesidad del hombre de comprenderse a sí mismo.