«There is a crack in everything, that’s how the light gets in, dice el verso de una famosa canción: “Hay una grieta en todas las cosas, así es como entra la luz”. Quizá, más que de una grieta, se trata de una rajadura, o mejor, de una resquebrajadura, pues esta palabra sugiere que algo se ha quebrado sin llegar a romperse; que esa cosa sólida tiene una fuga por la que sale la oscuridad para que entre una porción, aunque sea mínima, de luz. Esta idea de aire budista que aparece en la canción Anthem, de Leonard Cohen, nos dice, por una parte, que no existe la oscuridad total y, por otra, que cualquier cosa, por sólida que parezca, siempre tiene una resquebrajadura por la que se abre al exterior. Esta resquebrajadura que tienen todas las cosas, y también todas las personas, sirve de entrada y de salida y, además, certifica nuestra imperfección. La perfección de un cuerpo que no tuviera un solo contrapunto de imperfección resultaría inapreciable; igual que la oscuridad sería invisible sin una partícula de luz».