Bibliotecas

No hay escolarización que valga la pena sin leer a Quiroga. El campeón absoluto de ganar niños

para mí todos los libros inclasificables son ensayo y para él todos los libros inclasificables son poesía

todavía sobrevive algo de esa cultura oral alrededor de los libros: los grupos de lectura entre amigas, los clubs de lectura en librerías, en parques o en línea. Los afectos, los vínculos y las comunidades que se tejen alrededor de los libros entusiasman, involucran y dan más ganas de seguir leyendo

Pienso que mi relación con la literatura nunca habría sido la misma si mi madre no hubiera leído tanto tiempo conmigo en voz alta.

Espaço Atlântida de la rua das Janelas Verdes, de espíritu navegable, al igual que la metrópolis atlántica que lo acoge. Como sede del Centro de Estudios de la Historia de la Lectura, me lo imagino como la mítica, posverdadera Escuela de Sagres, donde Enrique el Navegante impulsó la cartografía, la náutica y la psicología del siglo XV. Cada época debe crear sus nuevos horizontes intelectuales, sus proyectos de retrofuturo, y los libros antiguos impulsan la Lisboa del mañana.

Cuando llegó el barco con los libros chilenos, casamos nuestras bibliotecas (hay un ensayo de Anne Fadiman muy hermoso sobre ese acto solemne y de compromiso máximo que significa desposar las bibliotecas)

libro quemado, de Alfonsina Storni; Con otro sol, de Diego Angelino; Mi hogar de niebla, de Ana Teresa Fabani…

piel de caballo, de Ricardo Zelarayán.

Habitaciones, de Emma Barrandéguy

Por muchos años mi biblioteca estuvo en mi cabeza: los libros leídos y los libros que quería leer ordenados en estantes mentales de debe y haber.