Encontraste un alma

El dolor nos da todo lo que necesitamos —

nos da las llaves del reino de los muertos,

nos empuja por la puerta cuando aún dudamos.

«La seguridad que tengo en mí misma se debe a que [he] descubierto mis dimensiones. No me conviene hacerme menos de lo que soy».

Buscabas una flor
y encontraste un fruto.
Buscabas una fuente
y encontraste un mar.
Buscabas una mujer
y encontraste un alma —
estás decepcionado.

Fue antes de las profundas heridas, de las enormes cicatrices,
antes del rejuvenecedor baño del olvido.

¿Se habrá perdido un dios en ensoñaciones?

¿quién quiere curarse de su propio corazón ponzoñoso?

Arriba en las nubes vive todo lo que necesito:
mis ideas seguras como la luz del día, mis certezas veloces
como la luz del rayo,
y en las nubes vivo yo

qué bella es la tierra en este instante solitario.

¿Qué es mañana? Tal vez tú no.
Tal vez otro abrazo y un nuevo contacto y un dolor parecido…
Me apartaré de ti con la seguridad de ningún otro:
volveré como una pieza de tu propio dolor.

Sonreiré y enroscaré hilos de seda en torno a mi dedo
y esconderé la madejita de tu destino en los pliegues de mi vestido.