Yawarwayta es la expresión genuina de los pueblos soslayados, cuyas voces se proyectan en el horizonte, donde se fraguan ilusiones venideras, mientras el grito mágico del cernícalo bandido rompe los oídos de la noche. Yawarwayta es el canto heroico de las montañas tutelares, que en sus pechos abiertos guardan un amasijo de recuerdos, mientras el pucuycito de los Andes marca las horas al compás del silencio y la lluvia. Yawarwayta es la huella herida del olvido secular de las estirpes excluidas, que reclaman justicia y mejores condiciones de vida. Yawarwayta es el llanto amargo de los niños pobres, cuyo dolor inmenso de sus estómagos vacíos se anida en las estancias ignoradas y los barrios marginales. Pero Yawarwayta es también el nuevo canto que surge desde las entrañas del universo, esa magnética voz olor a tierra fecunda, cuyo eco resuena en los aleros del ocaso, perlando gratitudes y sueños en los linderos del alba, hasta forjar un porvenir solidario y un mundo mejor.