La palabra es el don más preciado que tenemos y que no siempre sabemos utilizar porque no somos del todo conscientes del poder que tiene. Si nuestro vocabulario es pobre y pesimista, así será nuestra vida.
De nuestras palabras dependen la calidad de nuestra vida y nuestro futuro; por eso es muy importante lo que decimos al hablar. Haciéndonos capaces de controlar el modo en el que hablamos y lo que nos decimos podemos cambiar nuestro estado anímico, nuestros pensamientos y también nuestro comportamiento.