Violador de niños, golpeador de cráneos, descuartizador de prostitutas, estrangulador en serie, el asesino aterroriza y magnetiza, espanta al tiempo que despierta interés, si no admiración. Es el Gran Anti-Sacerdote, Satanás, el Excluido al que hay que comprender, el Transgresor que ha osado infringir la ley, violar el orden establecido, pisotear las convenciones burguesas. Porque encierra en él el instinto de rebelión, es combatido por toda la sociedad, gendarmes, policías, jueces, jurados, verdugos, hombres serios con bigote. En el siglo XX, los pensadores críticos, analistas de poesía, filósofos, historiadores, tendrán una pequeña debilidad por él. Pobre malabarista, paria aplastado por la institución, encarna una palabra que se busca amordazar, una libertad que se quiere sofocar. Es uno de esos minores que padecen la opresión de todo.