Outrageous Tales era, no vamos a negarlo, un cómic (en 1987, todavía no se usaba demasiado la expresión novela gráfica) ofensivo. Nos habíamos propuesto, por lo menos yo, escandalizar a la gente, demostrar que en la Biblia hay historias terriblemente desagradables, sacarlas a la luz, hacer que se hablara de ello, suscitar un debate. El libro se concibió, en parte, para escandalizar y ofender, porque criticábamos algo que se decía en la Biblia y que para nosotros era escandaloso y ofensivo.