una violencia plástica, consustancial al lenguaje de la pintura o la escultura, y, por tanto, no es una anécdota, tampoco la representación de un hecho circunstancial. En cierto sentido, bien concreto, es la misma violencia que encontramos en la violenta deformación de las facciones de Saturno, en su brazo, en el gesto de Judith, en el gesto del cantor ciego de La romería de San Isidro, es la violenta deformación de las facciones de las brujas que personalizan el Aquelarre, la violencia que prometen las Parcas, los gañanes del Duelo.