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Si lo hace, puedes cambiar desde ya. En tu próxima comida o merienda, busca el momento de la decisión. Cuando lo encuentres, reconócelo. No hay más que decir, ya sea en silencio o en voz alta: «He llegado. Aquí está mi punto de decisión». El siguiente paso es tomar una decisión consciente.
Los dos tipos de decisiones
«Yo trabajo en casa», me contaba mi cliente Dan. «La gente me dice lo afortunado que soy, pero he engordado cinco kilos desde que me mudé de mi cubículo en la oficina a la esquina de mi dormitorio.