religión y la metafísica, nos cuenta, han tenido la astucia de administrar nuestro sufrimiento y sacar provecho. Y lo que han descubierto como el centro de nuestras motivaciones no es el rechazo al sufrimiento, sino la necesidad de otorgarle un significado:
El hombre, el animal más valiente, el más habituado a sufrir, no niega el sufrir en sí: ¡lo quiere, lo busca incluso, dando por supuesto que se le muestre un sentido, que el sufrir tiene un para qué