El patriarcado se ha encontrado acosado en muchos frentes; los roles de género se están moviendo y eso genera una enorme tensión social y también individual. No olvidemos que el patriarcado es un sistema social, pero es también la manera en que se construyen las subjetividades dentro de ese sistema. Y las tensiones producidas en los últimos años han producido una profunda convulsión en los roles de género que por fuerza ha tenido que afectar a la manera en que nos construimos como hombres y como mujeres. Las mujeres no solo se han tenido que adaptar a un nuevo rol femenino, sino que la mayoría ha luchado por ganar ese nuevo espacio para ellas. Muchos hombres, en cambio, no han podido adaptarse porque la socialización de género masculina es mucho más rígida, mucho menos adaptable, pero también porque no ha existido nunca por parte de la mayoría de los Estados una auténtica intención de favorecer la igualdad de género por medio de la educación o de políticas públicas que favorezcan el cambio.