Yasmina Khadra aprovechó la publicación de esta novela en Francia para hacer publica su verdadera identidad. Nadie se esperaba que Yasmine Khadra fuera un hombre, nadie se esperaba que tras este nombre femenino se escondia un militar argelino, el comandante Mohamed Moulesschoul, seudónimo que se había visto obligado a adoptar para poder denunciar en su novelas, sin sufrir represalias, tanto las corrupciones e injusticias del régimen argelino como las sangrientas locuras de los integristas islamicos. En El Escritor, con una prosa rica en matices y tonos poeticos, aprovecha sus recuerdos juveniles en la instrucción castrense para brindarnos un retrato de la sociedad argelina. Sus primeros amores, sus ilusiones y desencantos, los sentimientos encontrados con sus padres sirven de espejo a las esperanzas y desesperanzas de una generación que se ha visto abocada a una guerra civil soterrada y cruel. Khadra recuerda como de niño fue inscrito por su padre en un colegio militar para ser un heroe cuando su deseo era ser poeta. Cómo en un medio hostil que desconfia de los intelectuales, entre vejaciones y arbitralidades, se fue sintiendo un desertor mental. Sólo encontraria refugio en los libros, en Dostoyevski, Gorki, Valles, Mann, Camus, Steinbech… La lectura le convirtio en escritor. El escritor es un grito de orgullo, un canto al libro y a la lectura como fuente de libertad en un marco opresivo. Es el relato de una lucha por no traicionar el compromiso del autor con la literatura, por no traicionarse a si mismo.