En América Latina el reconocimiento de los derechos humanos colectivos de los pueblos originarios presenta distintos ritmos, en unos Estados es más profundo que en otros, pero sin duda es un movimiento que recorre la región. Así, los investigadores del proyecto Deconstrucción y genealogía del concepto de dignidad de los pueblos originarios en el pensamiento latinoamericano, que aquí colaboran, abordan conceptos considerados periclitados o terminados para convertirlos en acicates del pensamiento hermenéutico y genealógico y conducirlos nuevamente a debate. Algunos autores muestran que las lenguas de los pueblos originarios abren mundos y sentidos de dignidad -como sinónimo del cuidado de lo humano y de la naturaleza— porque en esos sentidos existen otras maneras de decirla. Y es que la dignidad no es una voz que le pertenezca a una sola tradición, sino que puede nombrarse con diversidad cultural. Pensar la dignidad de cara a la pluricultural y plurinacional no puede dejar de enriquecerse con las lenguas de los pueblos originarios, a menos que se esté apostando por anticipado a que ellas no representen más la universalidad de lo humano. Asimismo, se cuestiona también si las éticas y políticas del buen vivir como sumak kawsay están libres de caer en tentaciones como esa que no quiere escuchar disidencias o que pretenda cerrarse en sí misma para renunciar a búsquedas conjuntas de contenidos de dignidad. Desde estos contornos de preocupaciones, se reflexiona filosóficamente la condición de la diversidad cultural en aras de mostrar que ella no es un obstáculo para la dignidad universal e intercultural