Estaba a medio camino de la recepción cuando una mano fuerte me agarró del codo.
—Hola, Duffy.
—¿Qué quieres?
Wesley estaba sonriéndome cuando me volví hacia él.
—Solo quería avisarte de que si planeas pasar esta noche por mi casa puede que esté un poco ocupado. Como es el día del amor, tengo una agenda muy apretada.
Había sonado como si fuera un gigoló profesional.
—Pero si estás desesperada por verme, creo que estaré libre a eso de las once.
—Creo que puedo sobrevivir una noche sin ti, Wesley. De hecho, puedo sobrevivir una eternidad.
—Claro que sí. —Me soltó el brazo y me guiñó un ojo—. Te veo esta noche, Duffy.