Se ha demostrado que los pensamientos hostiles y de enojo aceleran los latidos del corazón y suben la presión arterial, mientras que la ira, el resentimiento y la tristeza debilitan el sistema inmune del cuerpo. Millones de personas son causantes de muchos de los males que les aquejan por las ideas negativas que mantienen en su mente. Es indudable que las emociones negativas como la preocupación, la duda, el odio, la rabia y la venganza, intoxican el subconsciente.