Se contaba, pues, que, cierta vez al pasar por Corinto, Sísifo sedujo a Anticlea, cuando esta iba a casarse con Laertes, el rey de Ítaca, y la dejó encinta antes de la boda. De modo que del taimado Sísifo, Odiseo habría heredado el genio para la trampa y la mentira. (Los griegos, ya se sabe, eran propensos a los chismorreos ingeniosos).
Por otra parte, el castigo de Sísifo se ha convertido en un símbolo del esfuerzo inútil y reiterado.