«Ana Llurba, esta magnífica marquesa de Sade del siglo XXI, ha escrito una novela en la que el cuerpo retorna a su primigenia pureza y a su fascinante suciedad, esa hendidura tan parecida al sexo, al dolor, al instinto, a Dios. Leerla es resucitar los instintos y las verdaderas ideas que esta modernidad conservadora ha anestesiado. Leerla es por fin respirar», Giovanna Rivero