De la felicidad en las pequeñas cosas

Todo en mí puede ser. Pero yo no soy aún el o la que podría ser a partir de mi ser. Todo lo que hay en mí se lo presento a Dios. No juzgo nada, no reprimo nada. Se lo presento a Dios con la esperanza de que su amor lo penetre todo en mí y lo transforme todo en mí».

Mientras nos dejemos dominar por nuestras necesidades, mientras nos enfademos con nosotros mismos y con nuestras debilidades, no podremos encontrar la paz interior.

La paz no es una propiedad de cada persona. Se trata más bien de un deber continuado de lograr la paz, desde la ausencia de paz hacia la paz, de encontrar el camino desde la insatisfacción hacia la satisfacción.

padre capuchino P. Heinrich Godefried. Su lenguaje nos suena extraño en la actualidad. Señala tres caminos hacia la satisfacción: la satisfacción con Dios, con el prójimo y con uno mismo.

Otro comportamiento es la modestia. Quien es modesto también está satisfecho con su vida. No alberga aspiraciones descabelladas. La modestia también guarda relación con la sencillez. El modesto está satisfecho con una vida sencilla.

A los monjes les gusta la imagen del árbol. Dicen que las tentaciones son como la tormenta, que obliga a nuestro árbol a hundir sus raíces más profundamente en la tierra.

. En la actualidad, nuestra vida está condicionada por muchos juicios autoimpuestos o que nos imponen los medios.

Modifico las condiciones de mi vida para que me pueda transformar, para que pueda ser cada vez más quien realmente soy.

o que rechazo en mí, sigue colgado de mí. Solo se transforma si lo acepto con amor y humildad.

sobre las causas de mi insatisfacción.