¿La solución a este puzzle? Honrar a nuestras madres mesoneras, que tampoco tenían derecho a serlo, a nuestras madres bastardas, feroces, indomables. Conservemos el apellido y añadamos el artículo. Forcemos la lengua, demostremos que no nos importa ser gramaticalmente incorrectas, porque nuestra simple existencia ya es una incorrección. Citemos a la Butler, a la Federici, a la Garcés, a la Anzaldúa, a la Wadud.