En 1843, después de tres años en los mares del sur, Melville se enroló en la fragata United States y volvió a América. Un año de travesía sometido a la dura disciplina naval le proporcionó el material de Chaqueta Blanca (1850), un libro hermoso y complejo, mezcla de novela, erudición y reportaje, cuyo subtítulo, El mundo en un buque de guerra, anticipa igualmente su peculiar, intensa y muy melvilleana dimensión alegórica. Pues ese «castillo de roble consagrado a la guerra» que es el Neversink puede igualmente ser «una ciudad flotante», «una prisión estatal», «un manicomio» o «un infierno», un microcosmos, en fin, del mundo y la humanidad. De las bodegas a las gavias, de las rutinas de limpieza o rancho a las vergonzosas prácticas de flagelación, del tormentoso paso del cabo de Hornos a una calma chicha en el ecuador, el narrador de este viaje no deja rincón sin escudriñar, episodio sin relatar, oficio sin describir. Animado por una conciencia humanista que se planta ante el principio de autoridad, y por una sensibilidad pareja para lo lírico, lo heroico y lo grotesco, Chaqueta Blanca es uno de los títulos cruciales en la obra del autor de Moby Dick.