Murray hace una relación de los cultos al dios astado: el vellocino de oro, el dios Pan, el Minotauro, el dios galo Cernunnos cuya efigie fue hallada bajo el altar de Notre Dame en París y recuerda aquella advertencia de san Pablo en su primera Epístola a los Corintios: «Lo que inmolan los gentiles, ¡lo inmolan a los demonios y no a Dios!».