En la década de 1870, las facultades de Medicina europeas exigían y proporcionaban una formación científica de gran rigor, y en general recibían subvenciones del Estado. En contraste, la mayor parte de las escuelas estadounidenses eran propiedad de una institución cuyos beneficios y salarios se pagaban con la matrícula de sus alumnos, de manera que normalmente las escuelas no exigían más requisito para la admisión que la capacidad de abonar las cuotas. Ninguna escuela de medicina americana permitía a sus alumnos realizar autopsias ni tratar a pacientes como práctica habitual, y su formación se limitaba casi siempre a un par de cuatrimestres de clases teóricas. Pocos de estos centros de enseñanza tenían vinculaciones con una universidad, y aún menos con un hospital. En 1870, incluso en Harvard, un estudiante de Medicina podía suspender cuatro de los nueve cursos y, aun así, recibir el título de doctor en Medicina.[45]