Te has puesto perezoso, te gustan los chismes, y te contentas con ser mimado y admirado por gente tonta, en lugar de tratar de ser amado y respetado por la que vale. Con dinero, talento, posición, salud y belleza; ¡ah, eso te gusta... ¿eh? ¡Vanidad andante! Pero es verdad: con todas esas cosas espléndidas a tu disposición no encuentras nada que hacer más que haraganear, y en lugar de ser el hombre que podías y debías ser, sólo eres..