Después de varios años estudiando en Europa, Grigori M. Litvínov, un hombre positivo, esforzado y discreto, descansa unos días en Baden-Baden, donde espera la llegada de su prometida. Baden-Baden es famosa por sus aguas y por su casino, y hasta ella «se arrastran […] como cucarachas» todos los sectores de la sociedad rusa, desde los más radicales eslavófilos, ruidosos y charlatanes, hasta los «muñecos muertos» de la milicia y la aristocracia, que se entretienen –por ejemplo— hipnotizando cangrejos. Litvínov se encuentra así, sin comprenderlo, en un bullicioso microcosmos del mundo al que se dispone a regresar y en el que de pronto reaparece, con la misma fuerza que en el pasado, la princesa Irina Osinin, su frustrado amor de juventud, ahora casada con un general y aburrida de todo.
A partir de este doble reencuentro –con la pasión perdida y la Rusia abandonada— construyó Turguéniev en Humo (1867), su penúltima novela, una intensa crónica de amor y decepción donde «la naturaleza no respeta la lógica», y un tremendo cuadro satírico que le valió la enemistad de sus compatriotas (especialmente la de Dostoievski) pero que no carece de una instigación convencida, aunque solitaria, al progreso y la civilización.
Iván Serguéievich Turguéniev nació en Orel en 1818, hijo de un militar retirado y de una rica terrateniente. Se crió en Spásskoie, en la finca materna, educado por tutores; estudió Filosofía en Moscú, San Petersburgo y Berlín, de donde regresó a Rusia convertido en un liberal occidentalista. A partir de entonces su vida transcurrió entre su país y distintas ciudades de Europa, especialmente París, sin que llegara a establecer en ninguna parte residencia fija.
En 1847 inició en la revista El Contemporáneo la serie de Relatos de un cazador, una visión realista de la vida campesina rusa que, según se dijo, influyó en la decisión del zar Alejandro II de emancipar a los siervos de la gleba.
Su primera novela, Rudin, se publicó en 1856, cuando el autor gozaba ya de gran notoriedad. Siguieron, entre otras, Nido de nobles (1859), En vísperas (1860), Padres e hijos (1862), Humo (1867) y Tierras vírgenes (1876). Escribió asimismo unas memorables Páginas autobiográficas (1869–1883).
Sobre el protagonista de Nido de nobles pesa una maldición que parece pensada para el mismo Turguéniev: «No harás tu nido en ningún sitio, y andarás errante toda la vida». Murió en Bougival, cerca de París, en 1883.