Gente normal

Nadie puede ser absolutamente independiente de los demás, así que por qué no desistir del intento, pensó, por qué no correr en dirección opuesta, apoyarse en la gente para todo y dejar que ellos se apoyen en ti, por qué no.

pero al menos era escritora, y escondía también una vida imaginaria propia.

Helen y Marianne se conocieron en febrero, en Dawson Street. Helen y él iban paseando cogidos de la mano cuando vio a Marianne saliendo de Hodges Figgis con una boina negra.

para Marianne, una antología de poemas de Frank O’Hara que encontró en una librería inglesa de Berlín.

¿Sabes? La verdad es que no entendí qué ocurrió entre nosotros el verano pasado, dice.

Ahora Marianne empieza a llorar, la cosa más vergonzosa que le ha pasado en toda su vida adulta

Perdona que te haya llamado, es el único número que me sé de memoria.

¿Y tú cómo estás?

Connell sabe que lo pregunta sinceramente. Él no es alguien que se sienta cómodo haciendo confidencias, o pidiendo cosas a la gente. Necesita a Marianne para eso.

Cuando Joanna se enfrasca en una anécdota puede estar un buen rato monologando, así que a Marianne no le preocupa desviar su atención unos segundos para leer la etiqueta del yogur.

Con la demás gente Marianne parecía alguien independiente y distante, pero con Connell era distinta, una persona distinta. Él era el único que la conocía así.