De alguna manera, es posible entender a los algoritmos (las instrucciones lógicas y matemáticas programadas) como un juego de ajedrez: cada acción definida dentro de un juego tiene una o múltiples respuestas. Por lo que, a diferencia de medios como el cine o la televisión, las narrativas y tramas de los videojuegos se expanden hacia distintas direcciones, y lo hacen a partir de las operaciones configuradas dentro de algoritmos. A medida que éstos últimos sean más complejos, más amplias serán las posibilidades de experimentación, de cocreación y de navegación, y sólo se podrán llevar a cabo dentro de un juego de video con mayor capacidad.