Una tarde de hace diez o quince años, Marcelo di Marco sacó un libro de su biblioteca y me mostró una dedicatoria de Abelardo Castillo. Seguramente conserva ese libro en perfecto estado, y todavía lo descuelga del anaquel más alto para compartirlo entre amigos. La dedicatoria decía, con las omisiones y ajustes que me depara la memoria: Para Marcelo di Marco, el único que reconozco que rivaliza en mi amor y conocimiento por Edgar Allan Poe.
En este segundo tomo de 25 noches de insomnio late el espíritu inmortal de Poe, con los monstruos que conoció Poe, pero también con los monstruos de la modernidad. Porque Di Marco es un hombre de estilo clásico, con cuentos que honran lo mejor de la tradición del cuento; pero es también un hombre de acción que se involucra para darle batalla al presente. Hay violencia y cinismo en estas páginas oscuras que nos hablan de horrores sobrenaturales y cotidianos. Sus cuentos nos incomodan y nos causan placer a la vez. Temblamos de gozo y de miedo. Marcelo di Marco escribe terror para mostrarnos que los verdaderos monstruos, sin importar las épocas o las máscaras, son siempre el mismo.
MIGUEL SARDEGNA