Podemos concluir que el mindfulness puede ser una puerta a la dimensión espiritual. El inconveniente es que hoy en día se vende, fundamentalmente, como una herramienta para contrarrestar el estrés, cuando en cambio meditar no es un medio, sino un objetivo en sí mismo, es descansar en «lo que somos». La interpretación instrumental del mindfulness distorsiona la naturaleza de la meditación tradicional, que no es más que un camino espiritual para conocernos en profundidad.