—¿No te gustaría tener una bolsa llena de días buenos, Betty? —me preguntó—. Cada vez que tuvieras un día malo, podrías meter la mano en la bolsa y mejorarlo todo. Si yo tuviera una bolsa de días buenos, metería la mano ahora mismo y Trustin se levantaría y se pondría a bailar, aunque en realidad nunca bailaba, ¿verdad? De todas formas, estoy segura de que le daría por bailar un día bueno.