El alcohol me devuelve hacia mí misma; de alguna manera extraña, me centra. Afloja, por un rato y mientras dura, la conciencia que tengo de quien soy y de lo que creo que valgo. Borracha, me parece menos grave ser demasiado inteligente o ligeramente tonta.
A veces quiero volver a creer que el alcohol no es un problema en mi vida. A veces casi lo consigo. Quiero creer que si las personas que tengo alrededor celebran mi alcoholismo no se debe a que ellos también tienen un problema. Entre fantasmas no nos pisamos las sábanas