Nunca sucedía nada. Todos éramos buenos y correctos, obedientes, disciplinados. Ahora es lo contrario: todos somos malos e incorrectos. Las mujeres, callejeras, la gente cínica y perversa. Todos desesperados en una carrera loca y desenfrenada atrás del dólar nuestro de cada día. Hay que salir adelante como sea y dejar atrás la mierda. Está bien. Me gusta. Al menos no es aburrido. Y la gente se ha quitado la careta. Nada de apariencias. Ahora es la época del caos y el vértigo. Garras y colmillos, al borde del precipicio.
Fui al baño. Oriné. Se me bajó un poco. Menos mal. Me lavé la cara. Fui a la cocina. Hice café. Bebí dos tazas y me dieron deseos de cagar. Al baño. A cagar. Con ese estímulo en el culo se me paró de nuevo. ¿Seguiré así todo el día? ¿De erección en erección? Terminé de cagar. Me lavé el culo con agua y jabón. También le eché un poco de agua fresca a la pinga. Se paró más. Estoy poniendo chiles mexicanos en la comida. ¿Será eso?