Esta «Breve historia del mundo» no es un manual al uso. Se trata de una epístola-diálogo de Gombrich a su hija Elsie, escrita en un tono llano y accesible, sin los formalismos y las rigideces de los textos académicos, pero sin el barniz de aparente pedagogía y ñoñez que da una voz de falsete a tantos libros infantiles y juveniles. La perspectiva y el género elegidos por Gombrich convierten su libro en el antecesor moderno de otros tratados («El mundo de Sofía» de Jostein Gaarder o «Etica para Amador» de Fernando Savater) dirigidos en apariencia a jóvenes que tocan cuestiones de hondo calado en el campo de las humanidades (pedagogía, ética o crítica literaria) y que han tenido una excelente acogida por parte de los lectores. Esta breve historia, una auténtica reflexión sobre el devenir de la historia y su imbricación en nuestras vidas, contiene una serie de observaciones que, aunque escritas en 1935, adquiren pleno sentido a la luz del presente, desde la globalización de la economía y la cultura hasta el consumismo materialista. Así pues, nos encontramos ante una obra modernísima y de plena vigencia, de perspectiva amplia y profunda, clarividente, que por su optimismo y su amenidad se lee como una novela.