El detective de esta clase de relatos tiene que ser un hombre así. Es el héroe, es todo. Debe ser un hombre completo y un hombre común, y al mismo tiempo un hombre distinto a todos. Debe ser, para usar una frase un tanto erosionada, un hombre de honor por instinto, inevitablemente, sin pensarlo y por supuesto, sin decirlo. Debe ser el mejor hombre de este mundo, y un hombre lo suficientemente bueno para cualquier mundo.