En su casa era aquél el único asunto que no podía tratar. Hubiera tenido que contarlo todo, todo desde un buen principio. Incluyendo lo de Günther y lo de Klitsche. Pero aquello no habría sido un relato… sino una confesión, la caída mismamente desde las alturas tan trabajosamente coronadas; habría supuesto descubrirse y, en una palabra, un auténtico suicidio.