Save Me

No había vuelto a hablar conmigo con tanta aspereza desde que a los siete años derramé una Coca-Cola en el asiento trasero recién tapizado

Me da igual a quién tenga que enfrentarme y me da igual que mi padre me ponga de patitas en la calle. Lydia me preguntó una vez si Ruby valía tanto como para pasar por todo esto. Me dejé influir por mi entorno y creí que no merecía la pena. Fue la decisión más estúpida que he tomado jamás y me odio a mí mismo por haberla apartado de ese modo. Sé que no puedo dar marcha atrás, pero al menos tengo que intentarlo.

Estoy enamorado de Ruby Jemima Bell.

si quiero ser sincero de verdad, sólo quiero estar con Ruby, pero no es posible. Que esté en esta sala sin mirarme es una tortura. Ella es lo único que me motiva. Ahora sólo tengo el lacrosse, no dispongo de nada más a lo que aferrarme. Ni siquiera las fiestas con mis amigos pueden distraerme del hecho de que actualmente nada en mi vida tiene sentido. El final del curso cada vez se acerca más deprisa y no sé cómo voy a aguantar todo esto. Cómo lograré que mi existencia no me parezca tan superflua.

No es mejor que Ruby sólo por proceder de una familia de sangre azul. Ruby trabaja más que todos los demás por conseguir lo que quiere. Es inteligente, buena persona y... guapísima. Besa de maravilla. Y sabe escuchar.

—Lo siento —dice.
—¿Qué es lo que sientes? —pregunto a media voz.
—No haberte dado hasta ahora ninguna razón para que me miraras como has mirado antes a Kieran.
—James...
—Lo cambiaré —

Compruebo que, en realidad, prefiero contemplar a Ruby que a mi equipo.

ese momento ya no puedo ni acordarme de por qué me cae mal.

Las comisuras de mis labios se levantan por propia voluntad. No puedo evitar sonreír. James Beaufort me ha hecho sonreír.

—No me digas que realmente me has traído helado —digo incrédula.
—Nos quedaban algunos en casa —responde sin más—. Toma, o me lo comeré yo.