Aquella también es libre en el sentido de que no se deja determinar ni por el pensamiento del contrato, que hace alarde de simetría e igualdad, ni por la economía del intercambio.
No pocas veces sale una fascinación del misterio y de la oscuridad. Según Agustín, Dios utilizó metáforas y oscureció la Sagrada Escritura intencionadamente, para engendrar más placer: «De ahí que estas cosas estén cubiertas con una especie de envoltura figurativa, para que mantengan activo al entendimiento del hombre que investiga con actitud piadosa, y no parezcan carentes de valor al ofrecerse sin velos (nuda) y abiertamente (promta).