Doña Rachele tenía un carácter prosaicamente práctico, discutidor, severo y autoritario, a veces más que el marido. Era una mujer dura y difícil, que se opuso a todo tipo de clemencia para su yerno Ciano, “el traidor”, casado con Edda, cuando fue condenado a muerte. Edda decía: “El verdadero dictador de la familia es mi madre”