l silencio y la calma que deben ser la base de la vida en la habitación del enfermo son especialmente necesarios cuando el paciente se pone histérico.
No es fácil, ni siquiera con las mejores intenciones, mantener la calma con un paciente histérico, y en su esfuerzo por mantenerla muchas veces la enfermera afecta una seriedad o una alegría poco naturales, aumentando así los síntomas. No hay que hablar o mirar a la persona histérica. Lo que haya que hacer (darle sales, agua fría, sales aromáticas, etc.), debe hacerse lo más silenciosa y naturalmente posible. Las pocas palabras que sea necesario decir tienen que ser lo más escasas y corrientes posibles. No debe haber en ellas ni alegría ni reprobación.
Si detecta en sí misma algún peligro de enojarse, la enfermera tiene que salir de la habitación inmediatamente. Un segundo después, una bocanada de sales estabilizará sus nervios