me parece que los escritores o los aspirantes a tales deben evitar los lugares comunes de los escritores, que hay muchos. Uno es que no podrían vivir sin escribir. Podría ser, pero es impúdico decirlo. Otro es llamar hijos a los libros. Otro es el terror de la página en blanco. Otro el de que los bestsellers no pueden ser buenos. Otro es llamar por el nombre de pila a un escritor conocido por todos pero que no conocen, usando una familiaridad cholula. Otro lugar común, que no sé si todavía está de moda, es ponerle a los personajes nombres y apellidos de colegas y escritores, como un guiño para elegidos, como si los que fueran a leer tuvieran que estar en la pomada.