La gente estrecha de miras no ve el mundo tal como es. Sólo ve lo que quiere ver. No detecta los matices, las cosas pequeñas que marcan la diferencia.
Mucha gente, más de la que cabría suponer, cree que todo está bien. Se sienten satisfechos con las cosas tal como están. Su pereza para salirse de las rutinas les impide detectar los errores. Creen que con hacer lo que esté en su mano, todo se solucionará.
A éstos hay que mostrárselo. A esta clase de personas hay que señalarles su fracaso.